Rescatamos a ETOSHA junto a Brunete, su hijo, hace unos meses. Era un saquito de huesos y miedos. Pero ya han pasado varios meses desde aquel día que nos llegó y es otra perra, no solo porque ha ganado peso, ha mejorado su pelaje y luce más bonita que nunca, sino porque ha ganado de nuevo confianza en el ser humano y se muestra como siempre debió de ser, pero no la dejaron, cariñosa, agradecida, dulce y muy noble.